Capítulo II
¿Las otras tumbas
estaban vacías?
Llegamos a
una fortaleza decrépito, pero sólida, de estilo arabesco. De ambos lados había
rejas, en medio una colosal puerta de hierro, nadie le haría el frente, ni
siquiera el más iracundo de los iracundos. ¿Cómo entraríamos? El viejo se veía
muy tranquilo.
Mientras
observábamos el edificio, le pregunté su nombre.
-Kain, mi
nombre es Kain…Algunos me han dicho que mis progenitores estaban locos cuando
eligieron ese nombre. Tal vez si, tal vez no, empero, su sonido me agrada, es
como si el conocimiento engañase al mismo conocimiento, y aun así uno se atreve
a saberlo.
¿Kain?
Sonaba a un monarca astuto que se había hecho con el trono, pero que si alguien
le retase, entonces conociese porque era
el monarca.
Finalmente
abrió la enorme puerta, que chilló cuando la empujó, dejando un golpe hueco.
Dentro estaba muy frío, olía a humedad. El lugar parecía un lugar abandonado, tal vez había muerto
hace no sé cuánto. Sonreí un poco, tal vez me causó asombro que reaccioné así,
o era el ansia de saber qué era todo aquello y cómo era. Entramos, había dos
caminos a ambos lados, imaginé que los dos llevarían al mismo punto. Kain eligió el camino de la
derecha, lo seguí. Sin embargo, no pude pasar por alto la escasa decoración del edificio: techos altos, armas colgadas en las paredes grises, arcos arabescos de
color marrón y carne, pasillos largos y ese golpecito de aire que venía del fondo. Kain no le prestaba atención,
no sé si él era el dueño de este lugar.
--¿Este
edificio es tuyo?-le pregunté
--Sí, por
supuesto que sí. Antes cumplía otra función, pero sus antiguos dueños murieron
hace un buen tiempo. Estaba abandonado, aquí nadie asiste, y nadie quiere
recordarlo. Es de esos lugares donde se suscitan tragedias. ¡Je! Los fantasmas
ya no tienen sentido, sería extraordinario ver que alguien de nosotros entrara
en pánico por ver a un fantasma.
--Podría
ser, mi aspecto me atemorizó demasiado. —pensé
Salimos a
un patio con un pequeño puente que
conectaba con el resto del lugar. Debajo del puente había agua, no tanta como
para abastecer las necesidades, sino más bien, en cantidad estética para el
edificio.
--Es un
cuadro muy bello, no obstante, el agua es un veneno puro. No puedes beberla ni
dejarte llevar por su pureza. Arderas como nunca si llegas a hacerlo. Luego lo
entenderás.
--¡Cómo,
si el agua es pureza! ¡Qué esto no es lo que las demás criaturas beben si no se
alimentan!—le reclamé
--El agua.
Algunos decían que era el principio de todas las cosas, otros el balance de lo creado. Tiene sentido, el agua es vida,
dicen que si no se alimenta a las carnes, el agua las mantiene con vida. ¡Ah!
Sí, pero será para las criaturas puras, las criaturas que respetan el fin de la
vida, sólo ellas son capaces de beberla y bañarse en ella. Nosotros hemos
perdido esa pureza, hemos roto la cadena de la muerte y retornamos en otro
camino que es una desviación. Por eso no debes acercarte
al agua. —terminó en tono más quedo
¿Impuros?
¿Soy un impuro? No sé cómo, nadie me lo preguntó. ¿Quería ser un impuro? ¿Y en
qué sentido? Hay varias maneras de saber qué es un impuro.
--Realmente
qué es todo lo que me ha dicho, ¿por qué impuro? ¿Y por qué nadie me preguntó
si quería ser un impuro? ¿Usted me lo preguntó antes, sólo que no recuerdo?—le dije
algo molesto, de nuevo comenzaba a odiarlo.
--Haces
muchas preguntas, está bien, estás vivo. Muchacho, es mejor aprender por ti
mismo, algo te otorgaré, pero debes descubrir más por tu cuenta.
--Actúa
como si hubiese sido el autor de una tragedia—le
contesté desafiante.
Se volvió
de golpe. Sus ojos brillaban demasiado,
no por asombro, sino más bien, era porqué
tal vez descubrí algo que no debía. Sin embargo, uno descubre cosas sin el consentimiento de nadie, de ahí
la experiencia, “me pareció justificable
pensar así en ese momento”.
Sonrió para aminorar su furia.
--Algunas
cosas deben descubrirse cuando uno está realmente preparado.—Miró sus garras—De
lo contrario, harás un caos.
--¿Ya
había hecho algo así antes?—quise saber
--¡No!
¡Cuando estés preparado sabrás a qué te enfrentas! Afortunadamente, estarás
preparado. —respondió a secas.
Nos
quedamos un rato ahí sin decir nada. No cruzamos el puente. No me interesaba hacerlo, Kain era más misterioso.
--Será
mejor que empiece ahora. No debo perder más tiempo…--dijo pensativo.
De nuevo
me miró, yo le hice saber mi duda con mis ojos. No dijo nada, salió por la
izquierda. Le grité a donde se dirigía. También me moví rápido pero Kain ya no estaba. ¡Cómo había desaparecido así! Sólo dio la vuelta y se fue
al pasillo izquierdo. Grité varias veces
su nombre, estaba realmente solo. ¿A dónde iría? Tal vez había decidido
terminar lo que escondía. ¿Pero a dónde?
Decidí
regresar a las tumbas, tal vez ahí lo encontraría, tal vez las tumbas no
estaban vacías.
Me perdí
por un rato, no sé qué lugar era aquel, era una sala muy amplia. Más adelante
había una especie de piscina vacía, ahí
una reja. Las paredes que se alzaban por encima de la piscina eran enormes,
¿quién pudo llegar al otro lado? No había escaleras. Aún así fui a investigar
una salida. Me dejé caer en la piscina, toque el muro para ver si había algo
hueco y ahí romper. Nada. Comencé a escalar…me
aterrorizó lo que era capaz de hacer: me
quedé pegado a la pared sin ningún truco, podía escalar o moverme sin
dificultad: era capaz de caminar sobre él muro. “¡Bellísimo!” ¿Por eso era que Kain alababa
a los vampiros? Llegué hasta arriba. Era un pasillo muy largo, pero más
adelante había otra piscina, de menor tamaño que la anterior, también vacía.
Era un lugar descrito por los siglos. No había nada de ornamentos ni pinturas;
seguía ese golpecito de viento. Salí del pasillo, llegué a un patio y al fondo
había una reja enorme y vetusta. En medio se alzaban cuatro columnas helénicas,
algo conservadas. Me qué observando un buen rato esas columnas, de pronto
apareció Kain. Solté un suspiro, me había tomado de sorpresa.
--Este
lugar será parte de nuestro territorio. —dijo tranquilo
--Bueno,
entonces eres un noble que actúa conforme su naturaleza.
--Las
monedas ya no tienen sentido. El tiempo es más valioso. —respondió altivo
--¿A dónde
fue?—le pregunté con los ojos
entrecerrados
--Te
seguía. Ven conmigo, necesito que me ayudes con las tumbas…
--¡Las
tumbas no están vacías, ah! ¿Les harás lo mismo?
--Estaban
vacías, he traído sus almas otra vez, pero sus cuerpos están aún inertes.
Me tomó de
los hombros. No sé qué pasó, fue como si cerrará los ojos, de pronto aparecimos
en el lugar de las tumbas. La mía estaba abierta…Kain se dirigió a la de nombre “Turel”.
--Ven,
ayúdame a abrirla, hay que empujar con todas tus fuerzas. —dijo mientras se
apoyaba sobre la tumba
--¿Por qué
debes hacer esto? Ellos serán impuros como nosotros.
--¡No hay
tiempo! ¡Las discusiones tendrán su lugar! ¡Ayúdame mover esta roca!—exigió
Me acerqué
sintiendo culpa, como el secreto que escondía Kain. Al principio no apliqué nada de fuerza,
deje que él hiciera todo el esfuerzo, empero, una inquietud terrorífica me
recorrió las venas por saber qué había en esas tumbas. Empujamos hasta ver completamente el cuerpo. Era como si se
develara un imagen macabra…al principio me aterrorizó.
La cara
tenía expresión de enfado o tal vez de reflexión, uno también frunce el
entrecejo para pensar. Era un muchacho, quizá tenía mi edad o era mayor. Las
garras, “perdón, las manos con uñas afiladas”, yacían encima de su pecho. Su
piel parecía tersa, tal vez si la tocase se derretiría. Su cabello era muy
largo y negro como la impureza que Kain dice que tenemos. Era más alto que yo,
no sé, tal vez exageraba por el asombro.
Kain hizo
lo mismo cuando me dio de su sangre: se
mordió la muñeca y dejo que un
hilillo de sangre besara los labios del
cuerpo. La sangre se absorbió tan rápido como si el cuerpo estuviera vivo.
--Ahora
vamos con aquella tumba. —dijo Kain con júbilo
Nos
acercamos a la de nombre “Dumah”. Ya no le cuestioné, estaba ansioso, quería
ver a esos cuerpos.
Empujamos
la tapa, el cuerpo era casi igual de largo como el anterior. También tenía la
cabellera prolongada y la nariz algo ancha. Su expresión era más tranquila,
bueno, no tenía expresión, no le encontré ninguna. Sin embargo, el color de pie
en ambos cuerpos era entre gris y verde,
entonces no estaban del todo muertos…Ni siquiera apestaban sus carnes, pues las
dos veces que abrimos las tumbas no
despedían un hedor desagradable, sino a humedad.
Kain
también le dejo sangre en sus labios.
Luego nos
dirigimos a la tumba de nombre “Rahab”. Un cuerpo joven, al igual que los
anteriores. Tenía el cabello un poco más corto, pero no era del todo negro,
poseía un ligero toque azulado. Su rostro estaba tranquilo. La cara era algo ancha. Kain le dejo su sangre.
Después,
la penúltima de nombre “Zephon”. La expresión en su cara era algo soberbia, las
cejas estaban levantadas. Su rostro era más fino, era delgado. Su cabello rojizo, casi como la
sangre de Kain, más corto que los anteriores y terminaba en punta, como una lanza.
También absorbió la sangre del viejo.
Finalmente
abrimos la tumba de nombre “Melchiah”. Un cuerpo regordete y sin cabello. Era
una expresión conformista, como si aceptase
yacer en una tumba, o tal vez ya no tenía otra opción. Me pareció que
Kain había gastado energías, pues a este último no le dejo la misma cantidad de
sangre como a los anteriores.
Todos los
cuerpos eran jóvenes, y también vestían camisones blancos. ¿Para qué habíamos
sido despertados? Supuse que estaba
relacionado con el secreto de Kain. Pensé que quizá le ayudaríamos a enmendar
lo que hizo, ¿para qué? ¿Acaso no fue suyo el error? ¿Qué teníamos que ver con
lo suyo? ¿Y si Kain quería olvidar el pasado? ¿Y si se hartó de no encontrar
criatura como él? ¿Y si nos despertó para reparar su error por él?
--¡Kain!-lo
giré de golpe--¿Cuál es el fin de todo esto?
--Debemos
ser la cabeza de esta tierra. Pondremos el orden, y cuando este quiera
romperse, castigaremos a los infractores.
--Eso
tiene ya tiene dueño Kain, no puedes ser un monarca porque tu quieres, ¿acaso
los de esta tierra ya te eligieron? ¿Perteneces a un linaje?
No decía
nada, realmente quería evadirme. Entonces nos había despertado para reparar su error por él, tal vez si él lo
hacía le costaría muy caro.
Apenas iba
a hablarle de nuevo, cuando de pronto escuchamos un quejido horrible, monstruoso.
Kain buscaba de donde provenía, yo también…el quejido provenía de la tumba
“Turel”.
Me heló la
sangre, en ese momento ya no quise que despertara ningún cuerpo.
--Ha despertado,
creo que los demás no tardarán. —dijo un poco abrumado.
En efecto,
el resto despertaba secuencialmente, como si todo estuviese programado sin
querer. Sus quejidos eran terribles, pero no recuerdo haber hecho lo mismo. “¡Ah,
el dolor cuando despertaron!”
El primero
que se enderezó fue el de la tumba “Turel. Me impactó la negrura de su
cabellera. Se veía fuerte, muy fuerte, incluso más que Kain. Luego se levantó
el de la tumba “Dumah”. De forma sucesiva “Rahab”, “Zephon” y “Melchiah”. Kain
sonrió demasiado que pude verle los caninos. “¡Que horrible sonrisa tenía
entonces!”. Extendió los abrazos, igual que si los estrechará en su pecho. No
dejaba de verlos, ni yo tampoco, era como si uno hubiese seguido día a día la transformación de una oruga, y que al final, sin advertirlo,
salen por primera vez sus alas coloridas y terroríficas. No obstante, uno de
ellos, el de la tumba “Zephon”, se dirigió a él.
--¿Quién
es usted? ¿Y quién eres tú?—me miró a mí
--Zephon—Kain
lo observó y luego se volvió a los otros por el orden en que les dio la sangre--Turel,
Dumah, Rahab y Melchiah, nombres de conquistadores…Esta tierra se regocijará de
tenernos como sus conquistadores.
--¿Conquistadores?
¡Y cómo si acabamos de despertar! ¿Por qué ellos también despertaron? ¿Somos
conquistadores? ¿Qué quiere de nosotros?--le replicó Turel
Así los
demás bombardeaban a Kain con preguntas, no, lo flechaban con preguntas. Él los
miró con ternura, parecía que no
escuchaba lo que pedían, más bien estaba contemplando su creación: cómo era
que le hablaban, cómo era que podían
razonar el momento y cuestionarlo. Eso alimentaba su sonrisa.
--Por eso
han despertado. Tienen lo necesario para dominar esta tierra, su fortaleza y
preocupación por saber cómo proceder siguen intactos.--dijo con regocijo
--¡Qué es
esto! ¿Por qué tenemos esto?—le preguntó Zephon molesto al ver sus uñas
afiladas.
--Es el
comienzo de un nuevo mundo. Nosotros seremos sus forjadores.
--¿Él
también salió de este lugar como nosotros?—preguntó Rahab mientras me dirigía
su mirada
--Sí.
También le replique a este señor, pero ya me contestó y sigo sin entender. —le contesté
en voz baja
--No
escuché lo que dijiste—insistió Rahab
--Él
despertó primero que ustedes. Ya sabe qué somos, y ustedes también lo sabrán.
Sin embargo debemos hablar en otro lugar, en nuestro Santuario. —intervino Kain.
Kain dio
media vuelta y sin decir nada lo seguimos.
El lugar
me confundía, parecía que no era el mismo que cuando desperté, no sé tal vez no
puse atención. Los demás se miraban unos a otros, de vez en cuando se cuchicheaban
no sé que, supuse que se trataba de Kain.
Ya no me impactaba verlos, de hecho iba cabizbajo, pensaba en qué seguía y en
cómo era el lugar después del pequeño puente.
Sentía sus
miradas sobre mí. No les prestaba atención, pero al cabo de un rato era
abrumador seguir así. De reojo advertí que quien me miraba era Zephon. Sentía la
pesadez de sus ojos de tal manera que pude haberlo golpeado o no sé, tal vez
matarlo, “¿matarlo?, no, eso no era algo que hiciera sin un porque, no me gusta
actuar sin fundamentos”. Emanaba de su mirada un asqueroso hedor: el hedor de
por qué me encontraba tranquilo y por qué había despertado antes, o por qué no
me hacía las mismas preguntas que
él y por qué sabía más que él.
--¿Qué es
lo que sabes?—preguntó irritado
--Kain te
lo dirá, yo no entiendo del todo. -–le contesté con voz queda.
--Detesto
cuando los fanfarrones se llenan de vanidad
y de tantos granos que les salen
en la cara, a consecuencia de su egoísmo, se
ufanan de su belleza. —replicó
--Apenas
despiertas y sabes de fanfarrones. —le contesté a secas
--¡Ja!
Bueno que se puede esperar de uno de esos…--me respondió sin mirarme
No le dije
más, era difícil llegar a una conclusión. Terrible manera de encontrarse
con un ser semejante a mí. Su rostro se enaltecía con las cejas
levantadas y los labios vueltos ligeramente hacia la izquierda: una señal de un
triunfo falso. Los pómulos también soberbios, y el giro del cuello hacia al
centro, era otro triunfo falso.
--Deja ya
de mirarlo o te enamorarás de él—agregó Dumah entre risas
Los demás
se carcajearon un poco, yo también, no mucho, vigilaba a Kain. No podía sacarme
de la cabeza lo que posiblemente ocultaba, ¿era de relevancia?, quizá, no sólo
para él sino para el resto de aquella
tierra. Y que ese algo era por un error suyo, uno pequeño que se
transformó en un caos…Y ese pequeño error tiene que ver con su proceder. Vio
algo bueno en una situación delicada. “Todos los días he pensado en ello, sé
que esconde más, algún día me lo dirá”.
De pronto,
Kain nos reunió. Hicimos un círculo. Él cerró los ojos, y sin querer aparecimos
en el “Santuario”. Todos nos mirábamos, al menos yo no parecía tan sorprendido,
ya me había pasado. La primera vez traté de no cerrar los ojos, pero una
neblina verde que emergió del suelo, apagó todo el ambiente, luego estaba en el
Santuario. Kain caminó sin decir nada. Rahab se le puso enfrente.
--¿Qué
sucedió? ¿Por qué estamos en otro lugar sin haber caminado?
--Sígueme,
entenderás lo que deseas. —Le contestó a secas.
--¿Qué
hizo?—insistió
--Aparecimos
en este lugar, nada más.—terminó algo molesto
Kain
siguió adelante, los demás también, a excepción de Rahab, parecía sentirse atraído por la
arquitectura del lugar. No dije nada, habría hecho lo mismo si me interesara. Llegamos
al puente, Kain les advirtió lo que me había dicho. Él primero cruzó el puente,
le seguimos nosotros. “Debo admitir que me sentí abrumado mientras caminaba en
el puente”. Parecía muy tentador y a la vez amenazante, era como besar una
mujer.
Rahab
seguía sin aparecer, pensé que había
dejado el lugar por completo y andaba en las afueras del Santuario, o se había
perdido. Me quise reír, pero no, él estaba aprendiendo.
Pasamos
dos rejas enormes. Era un pasillo circular, interminable. Nos detuvimos hasta
una puerta de piedra con un grabado de una espada de hoja ondulada, la
empuñadura parecía ser la cerradura de dicha puerta. Kain abrió la puerta como
las del Santuario. Tembló ligeramente el suelo.
Seguimos a Kain. Ante nosotros se edificaba una magnificencia: la sala amplísima, redonda, en
su dentro había un plataforma también circular, con escaloncitos en ambos lados.
Casi a la orilla de la plataforma, en el centro, una especie de trono estaba
asentado, un trono con forma de garra, “quizá algún día se trague a Kain si se
confía mucho”. Alrededor del trono
yacían unos pilares negros, quebrados a la mitad. Ninguno de nosotros pasamos
por alto la arquitectura del lugar.
Zephon tropezó con un escaloncito. Kain
se adelantó, se puso enfrente del trono. Nosotros, nos acomodamos alrededor de
la plataforma.
--Alguien
falta…--dijo Kain extrañándose
Apenas los
demás se percataron de que no estaba Rahab.
--En fin. -–Continuó—Bienvenidos
al Santuario de los Clanes…He pensado este nombre desde hace tiempo, me gusta
otorgarle buenos nombres a los lugares que frecuentaré… ¿Por qué el Santuario?
Este lugar será nuestro laboratorio, las tierras necesitan limpiarse de malos
pensamientos y de malas acciones, aunque lamentablemente es un orden invertido,
las acciones son, la mayor parte del tiempo, ejecutadas sin los
pensamientos…Los humanos hacen esto. Nuestra misión será cambiar ese orden:
pensamiento, luego acción. Empero, no hay que deshacernos de los humanos, ellos
nos sirven de mucho, sólo hay que organizarlos y hacerles entender nuestras
intenciones, y por ende, nuestras reglas.
--¿Qué son
esas piedras que están de tras de usted?—interrumpió Turel
Kain
sonrió ligeramente, parecía que guardaba eso para el final.
--Estos
fueron la base hace mucho tiempo de esta tierra. Eran enormes entonces,
blancos, puros y sólidos. Los vampiros, los antiguos vampiros, los edificaron
para proteger esta tierra de otras criaturas, con igual fuerza y hechicería que
los vampiros. Aquellas criaturas no se entendían con los vampiros…el propósito
de estos pilares era mantener en equilibrio esta tierra, desde las emociones
hasta las grandes guerras.
Los
humanos también querían hacerse con
estos pilares, porque con ellos se podía controlar muchas cosas.
--¿Y qué
pasó con las criaturas de igual fuerza y hechicería que los vampiros?—preguntó Dumah
--Como he
dicho antes, los pilares controlaban muchas cosas, hasta dimensiones
desconocidas. ¡Oh!, perdón, olvidé decirles algo: los pilares tenían a su cargo
un guardián, cada uno. Así, también cada pilar representaba un elemento: la
dimensión, el tiempo, la muerte, el conflicto, la energía, la naturaleza, la
mente y el de mayor relevancia, el
balance, que mantenía el equilibrio entre los demás. Las criaturas, Dumah,
querían esta tierra, por lo tanto, querían todo y despojar a los vampiros de
este mundo. ¡Imaginen que podrían haber hecho aquellas criaturas con todo esto!
Entonces, los vampiros crearon estos pilares, así encerraron a esas criaturas
en otra dimensión, la dimensión demoniaca, de donde jamás volverían. Luego,
antes de que aquellos abandonaran esta tierra, lanzaron una maldición a los
vampiros: la inmortalidad y la sed de sangre…Cosa que justifica nuestra
existencia y nuestra locura por la sangre…Los vampiros enloquecieron porque ya
no morirían, y su dios antiguo les cerraría las puertas de la muerte y su
fuerza estaba contra ellos. Así, los pilares eligieron, desde su nacimiento, a
los nuevos sucesores, a los nuevos guardianes humanos que se encargarían de los
pilares, sin embargo, bajo la tutela de los vampiros, los pocos que quedaban.
La mayoría optó por el suicidio. Como recalco siempre, los humanos no entienden
muchas cosas y rechazaron el don vampírico… ¡Ellos también querían quitarnos
esta herencia! Por eso nos alejaremos de los humanos para que no envenenen
nuestros pensamientos ni nuestras acciones, y que tampoco nos quieran arrebatar
esta herencia…En sus manos sería un caos.
Se hizo un
silencio, parecía que ninguno de nosotros quería entender el fascinante relato
de Kain. Nos mirábamos unos a los otros. Alguien sería el valiente y
cuestionaría a Kain….en efecto, Zephon
rompió de golpe el silencio, aplaudió tres veces pausadamente.
--¡Vaya relato!
Es una maravilla, de verdad que he entrado en el contexto, me imaginé a los
guardianes… ¿Tú la inventaste?—dijo mofándose
--Un
momento…--intervino Turel, mientras contaba los pilares--Son nueve, y nosotros
somos seis, faltan tres. ¿Quiénes se
encargarán de los pilares?
Kain se
dejo caer en el trono, tenía una expresión caída. Se paso su garra por la
frente varias veces, luego nos miró a cada uno, era como si se hubiese
decepcionado, no, más bien, como si se hubiese arrepentido de habernos
despertado y perder valioso tiempo.
--Dije que
servían, ya no más. —Contestó quedo. —Su propósito, muchachos, es otro: cuidar
esta herencia y proteger esta tierra, Nosgoth, esta tierra llamada Nosgoth.
Aquel que se rehusé a seguirnos, sufrirá la muerte…
--Si ya no
sirven, ¿para qué defenderla?—preguntó Zephon
--¡Tonto!
¡Esto vale demasiado…!—Alzó la voz Kain y se puso de pie. Los ojos le brillaban demasiado, adoptó un aire diabólico,
horrible. De pronto le brotaron unos enormes caninos que resaltaban
cada vez que abría la boca. Su voz se hizo fuerte, muy fuerte, incluso
me resonaba en el oído.
--¡Durante
siglos he luchado por esto, por nuestra herencia! ¡Esos malditos humanos y
aquellos infames no saben el poder que obtendrían al dominar estos pilares! Me enferma que
siendo mayor hables de esta manera…Es terrible
pensar que serás así de escéptico toda la eternidad.
--Este
lugar ya no sirve, es sólo un ágora. —replicó Zephon
Los ojos de Kain brillaron más, nos paralizó a
todos. Buscó detrás del trono y sacó una espada de hoja ondulada, una hoja
larga y pesada, muy parecida al grabado de la cerradura a esta sala. No alcancé
a verle la empuñadura. Sin embargo, algo en mí me hizo pensar que esa hoja era
letal, podía ser la espada más poderosa de esta tierra o de otras tierras.
Incluso la propia espada tenia presencia, como si fuera otro de nosotros.
--Esta
hoja también tiene su historia. Es más antigua que yo. Estuvo conmigo cuando
decidí defender esta herencia, cuando acabe con los corruptos que deseaban
estos pilares. —Hizo una pausa mientras observaba la hoja. —Si te atreves a
mofarte de nuevo, la espada entrará por tus
carnes hasta no haberte sometido a ella, yo le ayudaré guiándola por tus
carnes. —Se dirigió a nosotros--Ella es la segadora, la espada que portará
el comisionado y que termine la terrible tarea de limpieza…La espada de
los vampiros, de nosotros. Aun son jóvenes para entender su historia…
Seguíamos
en silencio. Todos mirábamos la espada, parecía tentarnos a tocarla o sentirla
en “nuestras carnes”, como dijo Kain. No sé, quise tenerla y desenvainarla,
cortar…Bueno, exageraba, sólo quería tocarla y sentir su peso. Tal vez pesaba
demasiado o no…Mientras la miraba, sentí un ligero piquete en el pómulo
derecho. Me sorprendió el filo de mi uñas, unas uñas largas y cristalinas.
Tenían el color de las gotas de agua que se caen de forma intermitente por los
techos de las edificaciones. Quizá si se me ocurriese rasgarle la piel a alguno
de los presentes, lograría un buen corte. ¡Qué cosa maravillosa…o aterradora!
Hay un gran poder en nosotros, podemos hacer muchas cosas, o más bien, manipular
cosas. Esto es grave o hermoso, no sé cómo lo tomemos cada uno de nosotros y
qué hagamos cada uno de nosotros. Por mi parte, veré de qué soy capaz…Quién
sabe si las mismas circunstancias me obliguen a actuar de otra manera. Kain me
dijo que somos unos impuros, ¿los impuros serán oscuros, siniestros y malditos?
¿O unos benditos?
--Los vampiros
antiguos enloquecieron cuando se hicieron inmortales, ¿qué pasará con nosotros
Kain? ¿Enloqueceremos y luego verás una matanza aquí?—le pregunté algo
desafiante
Kain se
quedó perplejo mirándome fijamente a los ojos. Se acercó despacio hacia mí. Los
ojos le centelleaban.
--Nosotros
no tenemos un dios a quien rendirle culto, ellos lo hacían porque no tenían
esta naturaleza antes. Un vampiro es una criatura magnifica, se alimenta de
otros y obtiene un conocimiento tan vasto que envejece de espíritu y mente, empero,
su cuerpo sigue siendo sólido. Las habilidades que tienes tú y tus hermanos,
¡hm!, están fuera de tu imaginación. Nosotros somos dioses, dioses oscuros. —Se
dirigió a los demás—Somos dioses oscuros. Oscuros porque estamos fuera del
alcance de los humanos. Somos dioses porque crearemos vida. Dioses poderosos.
Tal vez algunos nos rindan culto. No sé qué hagamos con ellos, pero su sangre
nos dará vida.
De pronto,
unos pasos, algo apresurados, interrumpieron el discurso de Kain. Todos nos
volvimos, era Rahab, se puso al lado de Turel.
--¿El
lugar te es placentero?—le preguntó Kain con ironía
--Sí, es
muy amplio. Curiosa ornamentación. ¿Este lugar es suyo?
Kain regresó
al trono. Giraba la hoja, y pude ver la empuñadura: era un cráneo sin una
mandíbula, sólo tenía dos caninos, como los nuestros. Su expresión era de enojo
o de un triunfador que no teme a sus enemigos, incluso si los subestima. Del
cráneo salían unos cuatro picos, no rectos, curvados a la mitad. La empuñadura estaba
forrada de cuero, eso parecía, un cuero blanco, terminaba con una plataforma
metálica.
--Este
lugar era el punto de reunión de los guardianes humanos. Corruptos. Lo elegí
como nuestro Santuario y como mi trono porque, ya lo he dicho antes, es nuestra
herencia. Nosgoth es una tierra de muchas culturas, así que por eso encontraste
ornamentaciones distintas. ¡Es gratificante saber qué el lugar te agradó!
--¿Qué sigue
ahora Kain? ¿Por qué no has dicho tu nombre desde un principio?—reprochó Zephon
--Kain, si
me llamó Kain. Hace tiempo fui un humano. Me encantaba viajar y hacerme de
experiencias. ¿Saben? Visitar los distintos pueblos, es como probar el vaho de
un vino, o el vino en su totalidad cuando uno ha decido hospedarse un tiempo
ahí. Y ahora como vampiro, también he viajado, y en el tiempo. Es necesario, o
mejor dicho, es obligatorio hacerse de experiencia. —Miró a Zephon--¿Qué sigue
Zephon? Bueno somos una legión encomendada a resguardar esta herencia y el
orden en ella. ¿Ven mi armadura? La usarán como yo. Cada quien hará su insignia
que los diferenciará de los demás. Les designaré un lugar dónde se asentarán
con los suyos, con su clan.
--¿Crearemos
a otros como nosotros?—interrumpió Dumah
--Si. Así
es. Ustedes sabrán quienes serán dignos de recibir su don vampírico. Cuando me
refiero a que nos encargaremos de esta tierra, es porque la resguardaremos muy
bien, seremos sus centinelas, seremos equipo. Un centinela esta por todas
partes, por eso tendrá cada quien su lugar para cultivar su clan y sus
influencias. —Kain se puso de pie y llevó la segadora por encima de sus hombros
y sus garras tocaban cada uno de los extremos. —No tengan miedo, crear vida es
placentero. La sangre es el motivo principal, luego está algún aspecto del ser
que será creado. Pero también, y en la misma jerarquía de la sangre, está el
conocimiento: la belleza de la vida y de la no-vida, no-vida.
--¿Y cómo
serán nuestras insignias?—preguntó Rahab--¿Usted ya tiene una?
--Si, esta
es mi insignia. —Mostró su manto rojo que cubría su armadura del lado izquierdo.
Era una insignia compleja, se asemejaba a un ser que alzaba sus brazos como si
fuese a volar, le salían picos bien trazados en ciertos puntos de la insignia.
--Vestirán
igual que yo, aquí en Nosgoth hay un curtidor que hace bien su trabajo. Los
llevaré, él sabrá que hacer. El herrero hará sus armaduras.
--¿Y por
qué mejor no nos permites elegir nuestras vestimentas? Tu forma de vestir no es
tan elegante, ese pantalón de cuero, bueno…--interrumpió Zephon.
--Entonces
desaparece de este lugar y aprende por tu cuenta, seremos enemigos. —Le
contestó Kain mientras desenfundaba la segadora de forma lúdica. —Piensen qué
figura representará su clan. Como dije antes, tendrán su territorio cada quien
en lugares estratégicos, recuerden que son centinelas, nadie debe sobrepasar
nuestra autoridad, ni mi autoridad. Ese territorio yo se los otorgaré.
Kain nos
pasó a un pequeño cuarto, era muy húmedo, un airecillo se nos vino encima. Alzó
su brazo, y como si describiese el lugar, pasó sus garras por toda la
habitación y encendió unas velas. No había ni un dibujo en esas paredes, sólo
una mesita y sobre esta un mapa muy antiguo. Arriba, en el mapa, con letras de
estilo francés decía: “Nosgoth”. Un mundo seco, casi no había agua, sin
embargo, había varios lugares que daban indicio de lagos, el único lago más
grande era “El lago de los muertos”, parecía que fuese la suma de los demás
lagos.
--Este es
todo Nosgoth, lamentablemente no tuvieron oportunidad de conocerlo en su
grandeza…Los lagos se secaron, bueno, aún existen algunos. Las grandes ciudades
se derrumbaron, empero, permanecen algunas que son muy antiguas, muy antiguas; sus
habitantes, tercos, quieren volverla a la gloria de antes. Así que esos
territorios abandonados están disponibles para nosotros, tal vez encuentren
algunos forasteros, pero no hay de qué preocuparse. —Tomó una varita, y señaló
un lugar cerca del Lago de los Muertos. —En este lugar, al oeste, o a la
izquierda del Lago de los Muertos, será el territorio de tres de ustedes…
--Ha
planeado todo con anticipación, ¿verdad? ¿Es qué usted sabe quiénes fuimos, o
qué fuimos?—intervino Turel
--No sé
quiénes fueron ustedes, sólo sé que en vida eran grandes guerreros…Continúo, de
este lado estarán: Raziel, Rahab y Melchiah.
Todos se
volvieron hacía mí, ¡que tremenda presión! Me miraban igual que el bufón que
sabía la verdad del mismo rey.
--¿Tú eres
Raziel?—Preguntó Zephon molesto
--¿Tu
nombre es Raziel?—continuó Rahab--¿Por qué no sabíamos tu nombre?
--Desperté
antes que ustedes, es claro que yo si conozca sus nombres.
--Sí, él
es Raziel, el primogénito. —Interrumpió Kain. —Tu clan Raziel estará comunicado
con el de tus hermanos, Rahab, habitará en la antigua Abadía. —Miró a Rahab con
un aire de mofa.—Cuidado Rahab, ese territorio es muy bello y demasiado vivo. Melchiah,
tú te asentarás en… la Necrópolis, no te preocupes la encontrarás acogedora.
El tuyo
Raziel, estará en medio de estos dos territorios. Por eso tendrán su insignia
para delimitar sus territorios. —Nos miró desafiante—Si me enteró de que
alguien invade el territorio de otro, yo me encargare de ese invasor, y quien este cerca de ese
territorio, se quedará con el clan del invasor. ¿Les parece justo? Bien. Al
norte, en la Catedral Silenciosa, que antes emitía himnos corruptos, te
asentarás ahí, Zephon.
--¿Por qué
él si tendrá su territorio sin delimitaciones?—replicó Melchiah
--Descuida
Melchiah, todos tienen la misma medida. Pero Zephon es muy conflictivo, así que
estará aislado de los demás, no obstante, pueden buscarse entre ustedes, de eso
se trata: ser una legión. Más al norte, habitarán Dumah y Turel. Dumah, tu
yacerás en un antiguo bastión; y enfrente, después de la fortaleza, cerca de
una vetusta cámara, se asentará Turel. Aquí, en el Santuario, nos reuniremos
para tratar asuntos que surjan con esta nueva modalidad.
--¿Y cuál
será tu territorio Kain?—altivo, preguntó Zephon
--El
Santuario de los Clanes, es decir, este lugar. Que por cierto, pienso
extenderlo, además de hacer crecer sus paredes…Ahora, aquí tienen estos
pergaminos y estas plumas: tracen sus insignias.
Kain se
retiró, ninguno de nosotros vimos a donde se fue, era como si se desvaneciese,
tal vez fue eso.
Nos
quedamos un rato en silencio mirando la mesita, luego nos miramos. Yo tomé la
pluma y extendí el pergamino. Apoyé la cara sobre mi palma, pensaba cómo sería
la insignia que representaría mi clan… “¿Cómo pudo haber creado a estos seres?”
Luego, Rahab tomó su pluma, y así hasta que todos se acercaron a la mesita, y
también ensimismados con los pergaminos. Quería una insignia especial, “la
verdad me encanta hacer bien las cosas”. De pronto, escuché el canto de un
pájaro, pero no era un pájaro dulce, tenía un canto tétrico, era como una
característica de Nosgoth: una tierra desolada, o mejor dicho, decadente, y
hasta el canto de los pájaros se había tornado nefasto, ¿qué más podían cantar?
¿Pero por qué estaba Nosgoth así? ¿Habría pasado una gran guerra o un castigo
de la naturaleza o de alguien más? Si Kain tiene mucho tiempo en Nosgoth, tal
vez le tocó esa fase. No sé por qué Kain no mencionó esa parte…En fin, con el
canto de ese pájaro, más bien, cuervo, me inspiré para trazar en el papiro mi
insignia…Siempre quise volar, no sé si cómo vampiro podría hacerlo, según Kain,
uno así puede hacer todo. Pero no quería que fuera tan obvio, debían ser unas
alas que sugerían ser alas. ¡Serían alas de un murciélago! Unas alas emplumadas
le darían otro toque, más juguetón, unas alas secas describirían mi carácter.
¡No, no! “No soy seco, cuando me encuentran el punto, yo doy mucha facilidad.
Me refiero a que soy sencillo y me encantaba, me encanta, que la gente buscará
lo que quería de decir sin hablar, por eso así tracé mi insignia”. ¡Hm!
Lamentablemente no tenía dotes para el dibujo, ya no parecían alas…No sé qué
forma tenían. Lo giré a distintos lados y no entendía nada de alas. No sé, pero
a pesar de eso, el trazo me agradaba, así lo dejé.
Los demás
parecían que también enfrentaban su torpeza. Movían sus cabezas de un lado a
otro, igual que yo, tratando de hallarle forma a lo que habían trazado.
--¡Hm!
Quería una M de Melchiah, pero es difícil manejar esta pluma, parece una M
vertical…--dijo Melchiah rompiendo el silencio
--Sí, yo
también quería una T de Turel, pero en fin, aún así parece una T sobre otra T.
—contestó Turel
--¡Mm!
Creo que no es una T, parece un siete—replicó Rahab—Yo no quise trazar una R de
Rahab, mejor una serpiente del mar. Quiero mostrar la profundidad del mar, que es
como la profundidad del conocimiento, y quiero tener mucho conocimiento, lo
suficiente para tener tantas respuestas.
--Bueno,
cada quien por eso traza lo que quiere—intervino Zephon—Así, también he trazado
lo que me gusta hacer: escalar o vivir en las montañas.
--¿Eso es
una montaña?—le pregunté con mofa
--Sí, esta
sugerida…bueno, el trazo no es cómo quería. En fin, da la idea de una montaña.
--Más bien
parece…--giré mi cabeza a la izquierda, casi quedando al revés para encontrarle
forma—Es como un insecto…
--¡Por
favor! ¿Y tú que trazaste, Raziel?—preguntó altivo
--¡Vaya!
Unas alas…eso me parece
--¡Eso más
bien es como si el tintero se hubiese derramado!—estalló en risas Dumah
Los demás
le siguieron, yo quise reírme pero no, realmente me había inspirado y en ese
momento pensé que era mejor que lo de los demás.
--¡Si,
bueno! ¿Y tú que tienes en ese papiro, Dumah?—le pregunté molesto
--Aquí…aquí
hay…Bueno es cómo la silueta de un yelmo…
--¡Ja! Eso
no tiene forma de nada, ni siquiera de una D, Dumah—le respondí triunfante
--¡Claro
que es un yelmo!—gritó
No
obstante, todos nos silenciamos de golpe: Kain había llegado. Nos volvimos
hacia él, sonrió…Se acercó con un aire burlesco, parecía que en cualquier
momento explotaría en risotadas. Sin embargo, la mirada se le tornó seria.
Frunció el entrecejo, también trataba de hallarle forma a los trazos. Se cruzó
de brazos y torció sus labios. Permaneció un momento con la mirada bien fija
sobre los pergaminos. Uno que otro de los muchachos saltaba sus ojos de sus
orbitas. Tal vez Kain esperaba algo mejor, se veía exigente, o era así en
situaciones como esas y cuando no, se portaba más calmado, o quién sabe.
--¿Qué
significa esto?—preguntó en voz baja
--¿Cómo
dice?—respondió Rahab algo temeroso
--Sí,
¿esto lo trazaron desde sus cabezas?—insistió Kain—Son insignias enigmáticas.
Le dan el toque a nuestro Santuario y a sus clanes. Supongo que cada una de
estas insignias va de acuerdo a cosas suyas, ¿no?—asentimos todos—Entonces los
llevaré con el sastre…sabe hacer cosas de estas, pasar lo que han hecho en
papiro a la tela.
--¿Oiga y
tendremos algo más que nos identifique?—le pregunté
--Sí, su
carácter. —Antes de irnos, permanecerán conmigo, aquí en el Santuario hasta que
sus insignias, vestimentas y armaduras estén listas.
Salimos de
la habitación, luego del Santuario, ya era muy noche o tal vez no. Kain nos dijo
que nos llevaría a las calles de Nosgoth, recalcó que era mejor salir de noche:
el sol no quemaría nuestras carnes ni los humanos nos descubrirían.
--Pueden
usar capuchas y así se cubren del sol, pero levantarían sospechas sobre qué
somos. Hasta que no entiendan ciertas cosas, podrán salir a la hora que deseen.
—dijo casi entre risas
Vi cómo
nos sobresaltábamos: Nosgoth no sólo se limitaba al Santuario.
No hay comentarios:
Publicar un comentario