lunes, 14 de enero de 2013

Saludos lugartenientes vampíricos!! Aquí les dejo el segundo capítulo de mi fanfic. Que lo disfruten!!!


Capítulo II
                         ¿Las otras tumbas estaban vacías?

Llegamos a una fortaleza decrépito, pero sólida, de estilo arabesco. De ambos lados había rejas, en medio una colosal puerta de hierro, nadie le haría el frente, ni siquiera el más iracundo de los iracundos. ¿Cómo entraríamos? El viejo se veía muy tranquilo.
Mientras observábamos el edificio, le pregunté su nombre.
-Kain, mi nombre es Kain…Algunos me han dicho que mis progenitores estaban locos cuando eligieron ese nombre. Tal vez si, tal vez no, empero, su sonido me agrada, es como si el conocimiento engañase al mismo conocimiento, y aun así uno se atreve a saberlo.
¿Kain? Sonaba a un monarca astuto que se había hecho con el trono, pero que si alguien le retase, entonces conociese porque  era el monarca.
Finalmente abrió la enorme puerta, que chilló cuando la empujó, dejando un golpe hueco. Dentro estaba muy frío, olía a humedad. El lugar parecía  un lugar abandonado, tal vez había muerto hace no sé cuánto. Sonreí un poco, tal vez me causó asombro que reaccioné así, o era el ansia de saber qué era todo aquello y cómo era. Entramos, había dos caminos a ambos lados, imaginé que los dos llevarían  al mismo punto. Kain eligió el camino de la derecha, lo seguí. Sin embargo, no pude pasar por alto la escasa decoración  del edificio: techos altos, armas colgadas  en las paredes grises, arcos arabescos de color marrón y carne, pasillos largos y ese golpecito de aire que  venía del fondo. Kain no le prestaba atención, no sé si él era el dueño de este lugar.
--¿Este edificio es tuyo?-le pregunté
--Sí, por supuesto que sí. Antes cumplía otra función, pero sus antiguos dueños murieron hace un buen tiempo. Estaba abandonado, aquí nadie asiste, y nadie quiere recordarlo. Es de esos lugares donde se suscitan tragedias. ¡Je! Los fantasmas ya no tienen sentido, sería extraordinario ver que alguien de nosotros entrara en pánico por ver a un fantasma.
--Podría ser, mi aspecto me atemorizó demasiado. —pensé  
Salimos a un patio  con un pequeño puente que conectaba con el resto del lugar. Debajo del puente había agua, no tanta como para abastecer las necesidades, sino más bien, en cantidad estética para el edificio.
--Es un cuadro muy bello, no obstante, el agua es un veneno puro. No puedes beberla ni dejarte llevar por su pureza. Arderas como nunca si llegas a hacerlo. Luego lo entenderás.
--¡Cómo, si el agua es pureza! ¡Qué esto no es lo que las demás criaturas beben si no se alimentan!—le reclamé
--El agua. Algunos decían que era el principio de todas las cosas, otros el balance  de lo creado. Tiene sentido, el agua es vida, dicen que si no se alimenta a las carnes, el agua las mantiene con vida. ¡Ah! Sí, pero será para las criaturas puras, las criaturas que respetan el fin de la vida, sólo ellas son capaces de beberla y bañarse en ella. Nosotros hemos perdido esa pureza, hemos roto la cadena de la muerte y retornamos en otro camino  que  es una desviación. Por eso no debes acercarte al agua. —terminó en tono más quedo
¿Impuros? ¿Soy un impuro? No sé cómo, nadie me lo preguntó. ¿Quería ser un impuro? ¿Y en qué sentido? Hay varias maneras de saber qué es un impuro.
--Realmente qué es todo lo que me ha dicho, ¿por qué impuro? ¿Y por qué nadie me preguntó si quería ser un impuro? ¿Usted me lo preguntó antes, sólo que no recuerdo?—le dije algo molesto, de nuevo comenzaba a odiarlo.
--Haces muchas preguntas, está bien, estás vivo. Muchacho, es mejor aprender por ti mismo, algo te otorgaré, pero debes descubrir más por tu cuenta.
--Actúa como si hubiese sido el  autor de una tragedia—le contesté  desafiante.
Se volvió de golpe. Sus ojos brillaban  demasiado, no por asombro, sino más bien, era porqué  tal vez descubrí algo que no debía. Sin embargo, uno descubre  cosas sin el consentimiento de nadie, de ahí la experiencia, “me pareció justificable  pensar así en ese momento”.
Sonrió  para aminorar su furia.
--Algunas cosas deben descubrirse cuando uno está realmente preparado.—Miró sus garras—De lo contrario, harás un caos.
--¿Ya había hecho algo así antes?—quise saber
--¡No! ¡Cuando estés preparado sabrás a qué te enfrentas! Afortunadamente, estarás preparado. —respondió a secas.
Nos quedamos un rato ahí sin decir nada. No cruzamos el puente. No me interesaba  hacerlo, Kain era más misterioso.
--Será mejor que empiece ahora. No debo perder más tiempo…--dijo   pensativo.
De nuevo me miró, yo le hice saber mi duda con mis ojos. No dijo nada, salió por la izquierda. Le grité a donde se dirigía. También me moví rápido pero  Kain ya no estaba. ¡Cómo había  desaparecido así! Sólo dio la vuelta y se fue al pasillo izquierdo. Grité  varias veces su nombre, estaba realmente solo. ¿A dónde iría? Tal vez había decidido terminar lo que escondía. ¿Pero a dónde?
Decidí regresar a las tumbas, tal vez ahí lo encontraría, tal vez las tumbas no estaban vacías.
Me perdí por un rato, no sé qué lugar era aquel, era una sala muy amplia. Más adelante había una especie de  piscina vacía, ahí una reja. Las paredes que se alzaban por encima de la piscina eran enormes, ¿quién pudo llegar al otro lado? No había escaleras. Aún así fui a investigar una salida. Me dejé caer en la piscina, toque el muro para ver si había algo hueco y ahí romper. Nada.  Comencé a escalar…me aterrorizó  lo que era capaz de hacer: me quedé pegado a la pared sin ningún truco, podía escalar o moverme sin dificultad: era capaz de caminar sobre él muro. “¡Bellísimo!”  ¿Por eso era que Kain  alababa  a los vampiros? Llegué hasta arriba. Era un pasillo muy largo, pero más adelante había otra piscina, de menor tamaño que la anterior, también vacía. Era un lugar descrito por los siglos. No había nada de ornamentos ni pinturas; seguía ese golpecito de viento. Salí del pasillo, llegué a un patio y al fondo había una reja enorme y vetusta. En medio se alzaban cuatro columnas helénicas, algo conservadas. Me qué observando un buen rato esas columnas, de pronto apareció Kain. Solté un suspiro, me había tomado de sorpresa.
--Este lugar será parte de nuestro territorio. —dijo tranquilo
--Bueno, entonces eres un noble que actúa conforme su naturaleza.
--Las monedas ya no tienen sentido. El tiempo es más valioso. —respondió altivo
--¿A dónde fue?—le pregunté  con los ojos entrecerrados
--Te seguía. Ven conmigo, necesito que me ayudes con las tumbas…
--¡Las tumbas no están vacías, ah! ¿Les harás lo mismo?
--Estaban vacías, he traído sus almas otra vez, pero sus cuerpos están aún inertes.
Me tomó de los hombros. No sé qué pasó, fue como si cerrará los ojos, de pronto aparecimos en el lugar de las tumbas. La mía estaba abierta…Kain  se dirigió a la de nombre “Turel”.
--Ven, ayúdame a abrirla, hay que empujar con todas tus fuerzas. —dijo mientras se apoyaba sobre la tumba
--¿Por qué debes hacer esto? Ellos serán impuros como nosotros.
--¡No hay tiempo! ¡Las discusiones tendrán su lugar! ¡Ayúdame  mover esta roca!—exigió
Me  acerqué  sintiendo culpa, como el secreto que escondía  Kain. Al principio no apliqué nada de fuerza, deje que él hiciera todo el esfuerzo, empero, una inquietud terrorífica me recorrió las venas por saber qué había en esas tumbas. Empujamos hasta  ver completamente el cuerpo. Era como si se develara un imagen macabra…al principio me aterrorizó.
La cara tenía expresión de enfado o tal vez de reflexión, uno también frunce el entrecejo para pensar. Era un muchacho, quizá tenía mi edad o era mayor. Las garras, “perdón, las manos con uñas afiladas”, yacían encima de su pecho. Su piel parecía tersa, tal vez si la tocase se derretiría. Su cabello era muy largo y negro como la impureza que Kain dice que tenemos. Era más alto que yo, no sé, tal vez exageraba por el asombro.
Kain hizo lo mismo cuando me dio de su sangre: se  mordió la muñeca y dejo que  un hilillo de sangre  besara los labios del cuerpo. La sangre se absorbió tan rápido como si el cuerpo estuviera vivo.
--Ahora vamos con aquella tumba. —dijo Kain con júbilo
Nos acercamos a la de nombre “Dumah”. Ya no le cuestioné, estaba ansioso, quería ver a esos cuerpos.
Empujamos la tapa, el cuerpo era casi igual de largo como el anterior. También tenía la cabellera prolongada y la nariz algo ancha. Su expresión era más tranquila, bueno, no tenía expresión, no le encontré ninguna. Sin embargo, el color de pie en ambos cuerpos era entre gris  y verde, entonces no estaban del todo muertos…Ni siquiera apestaban sus carnes, pues las dos veces que abrimos  las tumbas no despedían un hedor desagradable, sino a humedad.
Kain también le dejo sangre en sus labios.
Luego nos dirigimos a la tumba de nombre “Rahab”. Un cuerpo joven, al igual que los anteriores. Tenía el cabello un poco más corto, pero no era del todo negro, poseía un ligero toque azulado. Su rostro estaba tranquilo. La cara  era algo ancha. Kain le dejo su sangre.
Después, la penúltima de nombre “Zephon”. La expresión en su cara era algo soberbia, las cejas estaban levantadas. Su rostro era más fino, era  delgado. Su cabello rojizo, casi como la sangre de Kain, más corto que los anteriores y terminaba en punta, como una lanza. También absorbió la sangre del viejo.
Finalmente abrimos la tumba de nombre “Melchiah”. Un cuerpo regordete y sin cabello. Era una expresión conformista, como si aceptase  yacer en una tumba, o tal vez ya no tenía otra opción. Me pareció que Kain había gastado energías, pues a este último no le dejo la misma cantidad de sangre como a los anteriores.
Todos los cuerpos eran jóvenes, y también vestían camisones blancos. ¿Para qué habíamos sido despertados?  Supuse que estaba relacionado con el secreto de Kain. Pensé que quizá le ayudaríamos a enmendar lo que hizo, ¿para qué? ¿Acaso no fue suyo el error? ¿Qué teníamos que ver con lo suyo? ¿Y si Kain quería olvidar el pasado? ¿Y si se hartó de no encontrar criatura como él? ¿Y si nos despertó para  reparar su error por él?
--¡Kain!-lo giré de golpe--¿Cuál es el fin de todo esto?
--Debemos ser la cabeza de esta tierra. Pondremos el orden, y cuando este quiera romperse, castigaremos a los infractores.
--Eso tiene ya tiene dueño Kain, no puedes ser un monarca porque tu quieres, ¿acaso los de esta tierra ya te eligieron? ¿Perteneces a un linaje?
No decía nada, realmente quería evadirme. Entonces nos había despertado para  reparar su error por él, tal vez si él lo hacía le costaría muy caro.
Apenas iba a hablarle de nuevo, cuando de pronto escuchamos un quejido horrible, monstruoso. Kain buscaba de donde provenía, yo también…el quejido provenía de la tumba “Turel”.
Me heló la sangre, en ese momento ya no quise que despertara ningún cuerpo.
--Ha despertado, creo que los demás no tardarán. —dijo un poco abrumado.
En efecto, el resto despertaba secuencialmente, como si todo estuviese programado sin querer. Sus quejidos eran terribles, pero no recuerdo haber hecho lo mismo. “¡Ah, el dolor cuando despertaron!”
El primero que se enderezó fue el de la tumba “Turel. Me impactó la negrura de su cabellera. Se veía fuerte, muy fuerte, incluso más que Kain. Luego se levantó el de la tumba “Dumah”. De forma sucesiva “Rahab”, “Zephon” y “Melchiah”. Kain sonrió demasiado que pude verle los caninos. “¡Que horrible sonrisa tenía entonces!”. Extendió los abrazos, igual que si los estrechará en su pecho. No dejaba de verlos, ni yo tampoco, era como si uno hubiese  seguido día a día la transformación  de una oruga, y que al final, sin advertirlo, salen por primera vez sus alas coloridas y terroríficas. No obstante, uno de ellos, el de la tumba “Zephon”, se dirigió a él.
--¿Quién es usted? ¿Y quién eres tú?—me miró a mí
--Zephon—Kain lo observó y luego se volvió a los otros por el orden en que les dio la sangre--Turel, Dumah, Rahab y Melchiah, nombres de conquistadores…Esta tierra se regocijará de tenernos como sus conquistadores.
--¿Conquistadores? ¡Y cómo si acabamos de despertar! ¿Por qué ellos también despertaron? ¿Somos conquistadores? ¿Qué quiere de nosotros?--le replicó Turel
Así los demás bombardeaban a Kain con preguntas, no, lo flechaban con preguntas. Él los miró  con ternura, parecía que no escuchaba lo que pedían, más bien estaba contemplando su creación: cómo era que  le hablaban, cómo era que podían razonar el momento y cuestionarlo. Eso alimentaba su sonrisa.
--Por eso han despertado. Tienen lo necesario para dominar esta tierra, su fortaleza y preocupación por saber cómo proceder siguen intactos.--dijo con regocijo
--¡Qué es esto! ¿Por qué tenemos esto?—le preguntó Zephon molesto al ver sus uñas afiladas.
--Es el comienzo de un nuevo mundo. Nosotros seremos sus forjadores.
--¿Él también salió de este lugar como nosotros?—preguntó Rahab mientras me dirigía su mirada
--Sí. También le replique a este señor, pero ya me contestó y sigo sin entender. —le contesté en voz baja
--No escuché lo que dijiste—insistió Rahab
--Él despertó primero que ustedes. Ya sabe qué somos, y ustedes también lo sabrán. Sin embargo debemos hablar en otro lugar, en nuestro Santuario. —intervino Kain.
Kain dio media vuelta y sin decir nada lo seguimos.
El lugar me confundía, parecía que no era el mismo que cuando desperté, no sé tal vez no puse atención. Los demás se  miraban  unos a otros, de vez en cuando se cuchicheaban no sé que, supuse  que se trataba de Kain. Ya no me impactaba verlos, de hecho iba cabizbajo, pensaba en qué seguía y en cómo era el lugar después del pequeño puente.
Sentía sus miradas sobre mí. No les prestaba atención, pero al cabo de un rato era abrumador seguir así. De reojo advertí que quien me miraba era Zephon. Sentía la pesadez de sus ojos de tal manera que pude haberlo golpeado o no sé, tal vez matarlo, “¿matarlo?, no, eso no era algo que hiciera sin un porque, no me gusta actuar sin fundamentos”. Emanaba de su mirada un asqueroso hedor: el hedor de por qué me encontraba tranquilo y por qué había despertado antes, o por qué no me hacía las mismas  preguntas que él  y por qué sabía más que él.
--¿Qué es lo que sabes?—preguntó irritado
--Kain te lo dirá, yo no entiendo del todo. -–le contesté con voz queda.
--Detesto cuando los fanfarrones se llenan de vanidad  y de  tantos granos que les salen en la cara, a consecuencia de su egoísmo, se  ufanan de su belleza. —replicó
--Apenas despiertas y sabes de fanfarrones. —le contesté a secas
--¡Ja! Bueno que se puede esperar de uno de esos…--me respondió sin mirarme
No le dije más, era difícil llegar a una conclusión. Terrible manera de  encontrarse  con un ser semejante a mí. Su rostro se enaltecía con las cejas levantadas y los labios vueltos ligeramente hacia la izquierda: una señal de un triunfo falso. Los pómulos también soberbios, y el giro del cuello hacia al centro, era otro triunfo falso.
--Deja ya de mirarlo o te enamorarás de él—agregó Dumah entre risas
Los demás se carcajearon un poco, yo también, no mucho, vigilaba a Kain. No podía sacarme de la cabeza lo que posiblemente ocultaba, ¿era de relevancia?, quizá, no sólo para él sino para el resto de aquella  tierra. Y que ese algo era por un error suyo, uno pequeño que se transformó en un caos…Y ese pequeño error tiene que ver con su proceder. Vio algo bueno en una situación delicada. “Todos los días he pensado en ello, sé que esconde más, algún día me lo dirá”.
De pronto, Kain nos reunió. Hicimos un círculo. Él cerró los ojos, y sin querer aparecimos en el “Santuario”. Todos nos mirábamos, al menos yo no parecía tan sorprendido, ya me había pasado. La primera vez traté de no cerrar los ojos, pero una neblina verde que emergió del suelo, apagó todo el ambiente, luego estaba en el Santuario. Kain caminó sin decir nada. Rahab se le puso enfrente.
--¿Qué sucedió? ¿Por qué estamos en otro lugar sin haber caminado?
--Sígueme, entenderás lo que deseas. —Le contestó a secas.
--¿Qué hizo?—insistió
--Aparecimos en este lugar, nada más.—terminó algo molesto
Kain siguió adelante, los demás también, a excepción de  Rahab, parecía sentirse atraído por la arquitectura del lugar. No dije nada, habría hecho lo mismo si me interesara. Llegamos al puente, Kain les advirtió lo que me había dicho. Él primero cruzó el puente, le seguimos nosotros. “Debo admitir que me sentí abrumado mientras caminaba en el puente”. Parecía muy tentador y a la vez amenazante, era como besar una mujer.
Rahab seguía sin aparecer, pensé  que había dejado el lugar por completo y andaba en las afueras del Santuario, o se había perdido. Me quise reír, pero no, él estaba aprendiendo.
Pasamos dos rejas enormes. Era un pasillo circular, interminable. Nos detuvimos hasta una puerta de piedra con un grabado de una espada de hoja ondulada, la empuñadura parecía ser la cerradura de dicha puerta. Kain abrió la puerta como las del Santuario. Tembló ligeramente el suelo.  Seguimos a Kain. Ante nosotros se edificaba una  magnificencia: la sala amplísima, redonda, en su dentro había un plataforma también circular, con escaloncitos en ambos lados. Casi a la orilla de la plataforma, en el centro, una especie de trono estaba asentado, un trono con forma de garra, “quizá algún día se trague a Kain si se confía mucho”.  Alrededor del trono yacían unos pilares negros, quebrados a la mitad. Ninguno de nosotros pasamos por alto  la arquitectura del lugar. Zephon tropezó con un escaloncito.  Kain se adelantó, se puso enfrente del trono. Nosotros, nos acomodamos alrededor de la plataforma.
--Alguien falta…--dijo Kain extrañándose
Apenas los demás se percataron de que no estaba Rahab.
--En fin. -–Continuó—Bienvenidos al Santuario de los Clanes…He pensado este nombre desde hace tiempo, me gusta otorgarle buenos nombres a los lugares que frecuentaré… ¿Por qué el Santuario? Este lugar será nuestro laboratorio, las tierras necesitan limpiarse de malos pensamientos y de malas acciones, aunque lamentablemente es un orden invertido, las acciones son, la mayor parte del tiempo, ejecutadas sin los pensamientos…Los humanos hacen esto. Nuestra misión será cambiar ese orden: pensamiento, luego acción. Empero, no hay que deshacernos de los humanos, ellos nos sirven de mucho, sólo hay que organizarlos y hacerles entender nuestras intenciones, y por ende, nuestras reglas.
--¿Qué son esas piedras que están de tras de usted?—interrumpió Turel
Kain sonrió ligeramente, parecía que guardaba eso para el final.
--Estos fueron la base hace mucho tiempo de esta tierra. Eran enormes entonces, blancos, puros y sólidos. Los vampiros, los antiguos vampiros, los edificaron para proteger esta tierra de otras criaturas, con igual fuerza y hechicería que los vampiros. Aquellas criaturas no se entendían con los vampiros…el propósito de estos pilares era mantener en equilibrio esta tierra, desde las emociones hasta  las grandes guerras.
Los humanos  también querían hacerse con estos pilares, porque con ellos se podía controlar muchas cosas.
--¿Y qué pasó con las criaturas de igual fuerza y hechicería que los vampiros?—preguntó Dumah
--Como he dicho antes, los pilares controlaban muchas cosas, hasta dimensiones desconocidas. ¡Oh!, perdón, olvidé decirles algo: los pilares tenían a su cargo un guardián, cada uno. Así, también cada pilar representaba un elemento: la dimensión, el tiempo, la muerte, el conflicto, la energía, la naturaleza, la mente  y el de mayor relevancia, el balance, que mantenía el equilibrio entre los demás. Las criaturas, Dumah, querían esta tierra, por lo tanto, querían todo y despojar a los vampiros de este mundo. ¡Imaginen que podrían haber hecho aquellas criaturas con todo esto! Entonces, los vampiros crearon estos pilares, así encerraron a esas criaturas en otra dimensión, la dimensión demoniaca, de donde jamás volverían. Luego, antes de que aquellos abandonaran esta tierra, lanzaron una maldición a los vampiros: la inmortalidad y la sed de sangre…Cosa que justifica nuestra existencia y nuestra locura por la sangre…Los vampiros enloquecieron porque ya no morirían, y su dios antiguo les cerraría las puertas de la muerte y su fuerza estaba contra ellos. Así, los pilares eligieron, desde su nacimiento, a los nuevos sucesores, a los nuevos guardianes humanos que se encargarían de los pilares, sin embargo, bajo la tutela de los vampiros, los pocos que quedaban. La mayoría optó por el suicidio. Como recalco siempre, los humanos no entienden muchas cosas y rechazaron el don vampírico… ¡Ellos también querían quitarnos esta herencia! Por eso nos alejaremos de los humanos para que no envenenen nuestros pensamientos ni nuestras acciones, y que tampoco nos quieran arrebatar esta herencia…En sus manos sería un caos.
Se hizo un silencio, parecía que ninguno de nosotros quería entender el fascinante relato de Kain. Nos mirábamos unos a los otros. Alguien sería el valiente y cuestionaría a Kain….en efecto, Zephon  rompió de golpe el silencio, aplaudió tres veces pausadamente.
--¡Vaya relato! Es una maravilla, de verdad que he entrado en el contexto, me imaginé a los guardianes… ¿Tú la inventaste?—dijo mofándose
--Un momento…--intervino Turel, mientras contaba los pilares--Son nueve, y nosotros somos seis, faltan tres. ¿Quiénes  se encargarán  de los pilares?
Kain se dejo caer en el trono, tenía una expresión caída. Se paso su garra por la frente varias veces, luego nos miró a cada uno, era como si se hubiese decepcionado, no, más bien, como si se hubiese arrepentido de habernos despertado y perder valioso tiempo.
--Dije que servían, ya no más. —Contestó quedo. —Su propósito, muchachos, es otro: cuidar esta herencia y proteger esta tierra, Nosgoth, esta tierra llamada Nosgoth. Aquel que se rehusé a seguirnos, sufrirá la muerte…
--Si ya no sirven, ¿para qué defenderla?—preguntó Zephon
--¡Tonto! ¡Esto vale demasiado…!—Alzó la voz Kain y se puso de pie. Los ojos le brillaban  demasiado, adoptó un aire diabólico, horrible. De pronto le brotaron unos enormes caninos que  resaltaban  cada vez que abría la boca. Su voz se hizo fuerte, muy fuerte, incluso me resonaba en el oído.
--¡Durante siglos he luchado por esto, por nuestra herencia! ¡Esos malditos humanos y aquellos infames no saben el poder que obtendrían  al dominar estos pilares! Me enferma que siendo mayor hables de esta manera…Es  terrible pensar que serás así de escéptico toda la eternidad.
--Este lugar ya no sirve, es sólo un ágora. —replicó Zephon
Los  ojos de Kain brillaron más, nos paralizó a todos. Buscó detrás del trono y sacó una espada de hoja ondulada, una hoja larga y pesada, muy parecida al grabado de la cerradura a esta sala. No alcancé a verle la empuñadura. Sin embargo, algo en mí me hizo pensar que esa hoja era letal, podía ser la espada más poderosa de esta tierra o de otras tierras. Incluso la propia espada tenia presencia, como si fuera otro de nosotros.
--Esta hoja también tiene su historia. Es más antigua que yo. Estuvo conmigo cuando decidí defender esta herencia, cuando acabe con los corruptos que deseaban estos pilares. —Hizo una pausa mientras observaba la hoja. —Si te atreves a mofarte de nuevo, la espada entrará por tus  carnes hasta no haberte sometido a ella, yo le ayudaré guiándola por tus carnes. —Se dirigió a nosotros--Ella es la segadora, la espada  que portará  el comisionado y que termine la terrible tarea de limpieza…La espada de los vampiros, de nosotros. Aun son jóvenes para entender su historia…
Seguíamos en silencio. Todos mirábamos la espada, parecía tentarnos a tocarla o sentirla en “nuestras carnes”, como dijo Kain. No sé, quise tenerla y desenvainarla, cortar…Bueno, exageraba, sólo quería tocarla y sentir su peso. Tal vez pesaba demasiado o no…Mientras la miraba, sentí un ligero piquete en el pómulo derecho. Me sorprendió el filo de mi uñas, unas uñas largas y cristalinas. Tenían el color de las gotas de agua que se caen de forma intermitente por los techos de las edificaciones. Quizá si se me ocurriese rasgarle la piel a alguno de los presentes, lograría un buen corte. ¡Qué cosa maravillosa…o aterradora! Hay un gran poder en nosotros, podemos hacer muchas cosas, o más bien, manipular cosas. Esto es grave o hermoso, no sé cómo lo tomemos cada uno de nosotros y qué hagamos cada uno de nosotros. Por mi parte, veré de qué soy capaz…Quién sabe si las mismas circunstancias me obliguen a actuar de otra manera. Kain me dijo que somos unos impuros, ¿los impuros serán oscuros, siniestros y malditos? ¿O unos benditos?
--Los vampiros antiguos enloquecieron cuando se hicieron inmortales, ¿qué pasará con nosotros Kain? ¿Enloqueceremos y luego verás una matanza aquí?—le pregunté algo desafiante
Kain se quedó perplejo mirándome fijamente a los ojos. Se acercó despacio hacia mí. Los ojos le centelleaban.
--Nosotros no tenemos un dios a quien rendirle culto, ellos lo hacían porque no tenían esta naturaleza antes. Un vampiro es una criatura magnifica, se alimenta de otros y obtiene un conocimiento tan vasto que envejece de espíritu y mente, empero, su cuerpo sigue siendo sólido. Las habilidades que tienes tú y tus hermanos, ¡hm!, están fuera de tu imaginación. Nosotros somos dioses, dioses oscuros. —Se dirigió a los demás—Somos dioses oscuros. Oscuros porque estamos fuera del alcance de los humanos. Somos dioses porque crearemos vida. Dioses poderosos. Tal vez algunos nos rindan culto. No sé qué hagamos con ellos, pero su sangre nos dará vida.
De pronto, unos pasos, algo apresurados, interrumpieron el discurso de Kain. Todos nos volvimos, era Rahab, se puso al lado de Turel.
--¿El lugar te es placentero?—le preguntó Kain con ironía
--Sí, es muy amplio. Curiosa ornamentación. ¿Este lugar es suyo?
Kain regresó al trono. Giraba la hoja, y pude ver la empuñadura: era un cráneo sin una mandíbula, sólo tenía dos caninos, como los nuestros. Su expresión era de enojo o de un triunfador que no teme a sus enemigos, incluso si los subestima. Del cráneo salían unos cuatro picos, no rectos, curvados a la mitad. La empuñadura estaba forrada de cuero, eso parecía, un cuero blanco, terminaba con una plataforma metálica.
--Este lugar era el punto de reunión de los guardianes humanos. Corruptos. Lo elegí como nuestro Santuario y como mi trono porque, ya lo he dicho antes, es nuestra herencia. Nosgoth es una tierra de muchas culturas, así que por eso encontraste ornamentaciones distintas. ¡Es gratificante saber qué el lugar te agradó!
--¿Qué sigue ahora Kain? ¿Por qué no has dicho tu nombre desde un principio?—reprochó Zephon
--Kain, si me llamó Kain. Hace tiempo fui un humano. Me encantaba viajar y hacerme de experiencias. ¿Saben? Visitar los distintos pueblos, es como probar el vaho de un vino, o el vino en su totalidad cuando uno ha decido hospedarse un tiempo ahí. Y ahora como vampiro, también he viajado, y en el tiempo. Es necesario, o mejor dicho, es obligatorio hacerse de experiencia. —Miró a Zephon--¿Qué sigue Zephon? Bueno somos una legión encomendada a resguardar esta herencia y el orden en ella. ¿Ven mi armadura? La usarán como yo. Cada quien hará su insignia que los diferenciará de los demás. Les designaré un lugar dónde se asentarán con los suyos, con su clan.
--¿Crearemos a otros como nosotros?—interrumpió Dumah
--Si. Así es. Ustedes sabrán quienes serán dignos de recibir su don vampírico. Cuando me refiero a que nos encargaremos de esta tierra, es porque la resguardaremos muy bien, seremos sus centinelas, seremos equipo. Un centinela esta por todas partes, por eso tendrá cada quien su lugar para cultivar su clan y sus influencias. —Kain se puso de pie y llevó la segadora por encima de sus hombros y sus garras tocaban cada uno de los extremos. —No tengan miedo, crear vida es placentero. La sangre es el motivo principal, luego está algún aspecto del ser que será creado. Pero también, y en la misma jerarquía de la sangre, está el conocimiento: la belleza de la vida y de la no-vida, no-vida.
--¿Y cómo serán nuestras insignias?—preguntó Rahab--¿Usted ya tiene una?
--Si, esta es mi insignia. —Mostró su manto rojo que cubría su armadura del lado izquierdo. Era una insignia compleja, se asemejaba a un ser que alzaba sus brazos como si fuese a volar, le salían picos bien trazados en ciertos puntos de la insignia.
--Vestirán igual que yo, aquí en Nosgoth hay un curtidor que hace bien su trabajo. Los llevaré, él sabrá que hacer. El herrero hará sus armaduras.
--¿Y por qué mejor no nos permites elegir nuestras vestimentas? Tu forma de vestir no es tan elegante, ese pantalón de cuero, bueno…--interrumpió Zephon.
--Entonces desaparece de este lugar y aprende por tu cuenta, seremos enemigos. —Le contestó Kain mientras desenfundaba la segadora de forma lúdica. —Piensen qué figura representará su clan. Como dije antes, tendrán su territorio cada quien en lugares estratégicos, recuerden que son centinelas, nadie debe sobrepasar nuestra autoridad, ni mi autoridad. Ese territorio yo se los otorgaré.
Kain nos pasó a un pequeño cuarto, era muy húmedo, un airecillo se nos vino encima. Alzó su brazo, y como si describiese el lugar, pasó sus garras por toda la habitación y encendió unas velas. No había ni un dibujo en esas paredes, sólo una mesita y sobre esta un mapa muy antiguo. Arriba, en el mapa, con letras de estilo francés decía: “Nosgoth”. Un mundo seco, casi no había agua, sin embargo, había varios lugares que daban indicio de lagos, el único lago más grande era “El lago de los muertos”, parecía que fuese la suma de los demás lagos.
--Este es todo Nosgoth, lamentablemente no tuvieron oportunidad de conocerlo en su grandeza…Los lagos se secaron, bueno, aún existen algunos. Las grandes ciudades se derrumbaron, empero, permanecen algunas que son muy antiguas, muy antiguas; sus habitantes, tercos, quieren volverla a la gloria de antes. Así que esos territorios abandonados están disponibles para nosotros, tal vez encuentren algunos forasteros, pero no hay de qué preocuparse. —Tomó una varita, y señaló un lugar cerca del Lago de los Muertos. —En este lugar, al oeste, o a la izquierda del Lago de los Muertos, será el territorio de tres de ustedes…
--Ha planeado todo con anticipación, ¿verdad? ¿Es qué usted sabe quiénes fuimos, o qué fuimos?—intervino Turel
--No sé quiénes fueron ustedes, sólo sé que en vida eran grandes guerreros…Continúo, de este lado estarán: Raziel, Rahab y Melchiah.
Todos se volvieron hacía mí, ¡que tremenda presión! Me miraban igual que el bufón que sabía la verdad del mismo rey.
--¿Tú eres Raziel?—Preguntó Zephon molesto
--¿Tu nombre es Raziel?—continuó Rahab--¿Por qué no sabíamos tu nombre?
--Desperté antes que ustedes, es claro que yo si conozca sus nombres.
--Sí, él es Raziel, el primogénito. —Interrumpió Kain. —Tu clan Raziel estará comunicado con el de tus hermanos, Rahab, habitará en la antigua Abadía. —Miró a Rahab con un aire de mofa.—Cuidado Rahab, ese territorio es muy bello y demasiado vivo. Melchiah, tú te asentarás en… la Necrópolis, no te preocupes la encontrarás acogedora.
El tuyo Raziel, estará en medio de estos dos territorios. Por eso tendrán su insignia para delimitar sus territorios. —Nos miró desafiante—Si me enteró de que alguien invade el territorio de otro, yo me encargare  de ese invasor, y quien este cerca de ese territorio, se quedará con el clan del invasor. ¿Les parece justo? Bien. Al norte, en la Catedral Silenciosa, que antes emitía himnos corruptos, te asentarás ahí, Zephon.
--¿Por qué él si tendrá su territorio sin delimitaciones?—replicó Melchiah
--Descuida Melchiah, todos tienen la misma medida. Pero Zephon es muy conflictivo, así que estará aislado de los demás, no obstante, pueden buscarse entre ustedes, de eso se trata: ser una legión. Más al norte, habitarán Dumah y Turel. Dumah, tu yacerás en un antiguo bastión; y enfrente, después de la fortaleza, cerca de una vetusta cámara, se asentará Turel. Aquí, en el Santuario, nos reuniremos para tratar asuntos que surjan con esta nueva modalidad.
--¿Y cuál será tu territorio Kain?—altivo, preguntó Zephon
--El Santuario de los Clanes, es decir, este lugar. Que por cierto, pienso extenderlo, además de hacer crecer sus paredes…Ahora, aquí tienen estos pergaminos y estas plumas: tracen sus insignias.
Kain se retiró, ninguno de nosotros vimos a donde se fue, era como si se desvaneciese, tal vez fue eso.
Nos quedamos un rato en silencio mirando la mesita, luego nos miramos. Yo tomé la pluma y extendí el pergamino. Apoyé la cara sobre mi palma, pensaba cómo sería la insignia que representaría mi clan… “¿Cómo pudo haber creado a estos seres?” Luego, Rahab tomó su pluma, y así hasta que todos se acercaron a la mesita, y también ensimismados con los pergaminos. Quería una insignia especial, “la verdad me encanta hacer bien las cosas”. De pronto, escuché el canto de un pájaro, pero no era un pájaro dulce, tenía un canto tétrico, era como una característica de Nosgoth: una tierra desolada, o mejor dicho, decadente, y hasta el canto de los pájaros se había tornado nefasto, ¿qué más podían cantar? ¿Pero por qué estaba Nosgoth así? ¿Habría pasado una gran guerra o un castigo de la naturaleza o de alguien más? Si Kain tiene mucho tiempo en Nosgoth, tal vez le tocó esa fase. No sé por qué Kain no mencionó esa parte…En fin, con el canto de ese pájaro, más bien, cuervo, me inspiré para trazar en el papiro mi insignia…Siempre quise volar, no sé si cómo vampiro podría hacerlo, según Kain, uno así puede hacer todo. Pero no quería que fuera tan obvio, debían ser unas alas que sugerían ser alas. ¡Serían alas de un murciélago! Unas alas emplumadas le darían otro toque, más juguetón, unas alas secas describirían mi carácter. ¡No, no! “No soy seco, cuando me encuentran el punto, yo doy mucha facilidad. Me refiero a que soy sencillo y me encantaba, me encanta, que la gente buscará lo que quería de decir sin hablar, por eso así tracé mi insignia”. ¡Hm! Lamentablemente no tenía dotes para el dibujo, ya no parecían alas…No sé qué forma tenían. Lo giré a distintos lados y no entendía nada de alas. No sé, pero a pesar de eso, el trazo me agradaba, así lo dejé.
Los demás parecían que también enfrentaban su torpeza. Movían sus cabezas de un lado a otro, igual que yo, tratando de hallarle forma a lo que habían trazado.
--¡Hm! Quería una M de Melchiah, pero es difícil manejar esta pluma, parece una M vertical…--dijo Melchiah rompiendo el silencio
--Sí, yo también quería una T de Turel, pero en fin, aún así parece una T sobre otra T. —contestó Turel
--¡Mm! Creo que no es una T, parece un siete—replicó Rahab—Yo no quise trazar una R de Rahab, mejor una serpiente del mar. Quiero mostrar la profundidad del mar, que es como la profundidad del conocimiento, y quiero tener mucho conocimiento, lo suficiente para tener tantas respuestas.
--Bueno, cada quien por eso traza lo que quiere—intervino Zephon—Así, también he trazado lo que me gusta hacer: escalar o vivir en las montañas.
--¿Eso es una montaña?—le pregunté con mofa
--Sí, esta sugerida…bueno, el trazo no es cómo quería. En fin, da la idea de una montaña.
--Más bien parece…--giré mi cabeza a la izquierda, casi quedando al revés para encontrarle forma—Es como un insecto…
--¡Por favor! ¿Y tú que trazaste, Raziel?—preguntó altivo
--¡Vaya! Unas alas…eso me parece
--¡Eso más bien es como si el tintero se hubiese derramado!—estalló en risas Dumah
Los demás le siguieron, yo quise reírme pero no, realmente me había inspirado y en ese momento pensé que era mejor que lo de los demás.
--¡Si, bueno! ¿Y tú que tienes en ese papiro, Dumah?—le pregunté molesto
--Aquí…aquí hay…Bueno es cómo la silueta de un yelmo…
--¡Ja! Eso no tiene forma de nada, ni siquiera de una D, Dumah—le respondí triunfante
--¡Claro que es un yelmo!—gritó
No obstante, todos nos silenciamos de golpe: Kain había llegado. Nos volvimos hacia él, sonrió…Se acercó con un aire burlesco, parecía que en cualquier momento explotaría en risotadas. Sin embargo, la mirada se le tornó seria. Frunció el entrecejo, también trataba de hallarle forma a los trazos. Se cruzó de brazos y torció sus labios. Permaneció un momento con la mirada bien fija sobre los pergaminos. Uno que otro de los muchachos saltaba sus ojos de sus orbitas. Tal vez Kain esperaba algo mejor, se veía exigente, o era así en situaciones como esas y cuando no, se portaba más calmado, o quién sabe.
--¿Qué significa esto?—preguntó en voz baja
--¿Cómo dice?—respondió Rahab algo temeroso
--Sí, ¿esto lo trazaron desde sus cabezas?—insistió Kain—Son insignias enigmáticas. Le dan el toque a nuestro Santuario y a sus clanes. Supongo que cada una de estas insignias va de acuerdo a cosas suyas, ¿no?—asentimos todos—Entonces los llevaré con el sastre…sabe hacer cosas de estas, pasar lo que han hecho en papiro a la tela.
--¿Oiga y tendremos algo más que nos identifique?—le pregunté
--Sí, su carácter. —Antes de irnos, permanecerán conmigo, aquí en el Santuario hasta que sus insignias, vestimentas y armaduras estén listas.
Salimos de la habitación, luego del Santuario, ya era muy noche o tal vez no. Kain nos dijo que nos llevaría a las calles de Nosgoth, recalcó que era mejor salir de noche: el sol no quemaría nuestras carnes ni los humanos nos descubrirían.
--Pueden usar capuchas y así se cubren del sol, pero levantarían sospechas sobre qué somos. Hasta que no entiendan ciertas cosas, podrán salir a la hora que deseen. —dijo casi entre risas
Vi cómo nos sobresaltábamos: Nosgoth no sólo se limitaba al Santuario. 

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